lunes, 24 de noviembre de 2008

Sopa de pescado, para el frío invierno...

Nada mejor que una buena sopa caliente cuando el frío hace presencia, y si aprovechamos los restos del rape (un pescado que nos encanta y que a veces compramos entero), mejor que mejor.
La receta es la que hace mi cuñada Ana, y tal cual la transcribo.

- Cabeza, espinas y restos de rape
- Una cebolla grande
- 8 cucharadas soperas de tomate
- 2 cucharadas de piparra
- Pescado para desmigar (un par de trozos feos de pescadilla, por ejemplo)
- Unos langostinos son suficientes, aunque admite todo lo que nos guste para acompañar: gambas, mejillones, calamar...
- Aceite y sal

Ponemos en una olla grande llena de agua la cabeza y raspas del rape, junto a las cabezas de los langostinos, y llevamos a ebullición, manteniéndo durante unos veinte minutos, mientras vamos haciendo otras cosas. Conviene desespumar de vez en cuando, así que ir echándole un ojo mientras hierve.

En una cazuela cocemos unos minutos la merluza o similar, que vamos a desmigar. Basta con que hierva cuatro o cinco minutos, dejamos enfriar, y desmigamos con los dedos para asegurarnos de quitar todas las espinas.

Picamos fina la cebolla, y la ponemos en una sartén a pochar con bastante aceite, que cubra bien la base. Salamos, no en exceso, que corregiremos luego. Cuando aquello tenga buena pinta, añadimos las gambas, langostinos troceados, y lo que hayamos elegido como tropezones. Removemos para que se hagan bien los añadidos, y cuando estén incorporamos ocho cucharadas de tomate y un par de cucharadas de piparra, removemos y dejamos que se fría el tomate. Cuando esté, incorporamos en pescado desmigado y reservamos.

Colamos el caldo de rape, y le añadimos el sofrito que teníamos reservado. Rectificamos de sal, dejamos que hierva unos minutos más, y a disfrutarlo...

Normalmente, del caldo de rape resultante congelamos la mitad antes de mezclarlo con el sofrito, así que usamos la mitad de los ingredientes: media cebolla, 4 cuch. de tomate y una de piparra, y con ocho langostinos troceados y un par de trozos de merluza sale bien de sabor y tropezones.

Si hubieseis optado por añadirle mejillones o chirlas, incorporadlos al principio para hacer el caldo y que se abran, y recuperadlos tras colar para añadirlos al resultado final.

Estupenda para las frías noches de otoño-invierno.

¡Salud y buen provecho!

sábado, 25 de octubre de 2008

Unos mantecados, con gaseosa "El Tigre"

Desde 1.915 existen estos refrescos, anteriores a las actuales bebidas carbónicas, las gaseosas de papel, que nos sirven en cocina para sustituir a la levadura en bizcochos y madalenas.

Tenéis la historia completa y varias recetas en la propia página web de "El Tigre".

Aprovechando mis nuevos moldes de silicona para madalenas, que ya tocaba probar, acabo de adaptar una receta para hacer unos mantecados, con un resultado estupendo:

- 3 huevos
- 125 gr. de mantequilla
- 125 gr. de azúcar
- 175 gr. de harina
- 1 sobre (doble) de gaseosa "El Tigre"

Ponemos el horno a precalentar a 150 º.

Se bate la mantequilla derretida con el azúcar, se incorporan los huevos uno a uno, batiendo antes de incorporar el siguiente, y finalmente la harina y el sobre de gaseosa.

Se llenan los moldes hasta dos tercios de su capacidad, y se llevan al horno durante 17 minutos, a 150º.

Se conservan estupendamente en una bolsa de las de pan de molde.

¡Salud y buen provecho!

sábado, 2 de agosto de 2008

Restaurante Tao, en Jorge Juan

Hoy hemos comido en nuestro oriental de referencia, el Tao de la calle Jorge Juan (en Madrid... que esto de Internet hace necesario especificar...).

Hacía ya un tiempo que no íbamos, y hemos salido tan satisfechos que he pensado en recomendároslo aquí. Relación calidad precio excelente, carta variada dentro de las especialidades orientales, buen servicio y muy acogedor, con la cocina a la vista.

Hemos pedido lo siguiente:

  • Unas Gyoza fritas, que nos gustan más que las hervidas o al vapor.
  • Un Maki Roll mixto, sencillo, de atún y salmón.
  • Un bim bim bap: bol de arroz con carne, brotes de soja, un huevo frito... muy jugoso, nosotros lo pedimos siempre desde que lo descubrimos, y se lo recomiendo a cualquiera, es sorprendente. Aderezado con un toque de salsa de soja, insuperable.
  • Un tepanyaki de pato, en abundante cantidad y con cebollitas moradas troceadas. Fantástico plato para compartir.
  • Dos botellas de agua y dos cafés.
Todo, por 59 euros y pico... que en los tiempos que corren, y al precio que están muchos restaurantes, me parece más que justo... y aún podría haber salido más ajustado, pues nos sobraron o las gyozas o el maki roll (salimos muy llenos...).

Lo dicho, si os apetece un restaurante oriental, acercaros a Jorge Juan, 50, y probad el Tao. Se que la cadena tiene otros Tao, pero éste es, de los que he estado, el mejor con diferencia.

¡Salud y buen provecho!

domingo, 20 de julio de 2008

Al rico helado de... ¡fresa!

Siempre he querido probar a hacer helado en casa, pero como no tengo heladera y me da muuucha pereza tener que andar abriendo el congelador, remover la mezcla que hará el helado, y vuelta a congelar, nunca me había animado hasta ahora.

Acabo de ver, cosas de la vida, a Eva Arguiñano en su programa original, aquel en el que hacía postres, preparar un helado de fresas con una pinta estupenda y que no requiere ni de heladera, ni de trabajo adicional una vez metido en el congelador... Así que he tomado nota, y ya lo probaré, que los rigores del verano son menos con algo fresquito que echarse a la panza:

- 1 kg. de fresas
- 250 ml. nata
- 4 huevos
- 3 cuch. soperas de azúcar
- 1/2 limón

Se lavan las fresas, se les quita el pedúnculo y se colocan en una bandeja de horno, cubriendolas con el azúcar y el zumo de medio limón, y algo de ralladura de la piel del limón. Va al horno tapado con papel albal, para que no se quemen, durante 10 minutos.

Montamos la nata y a la nevera hasta que vayamos a usar.

Se separan las claras de las yemas, se montan las claras a punto de nieve y se reservan.

Batimos en un bol grande las 4 yemas, recuperamos las fresas (frías, que las mezclaremos con las yemas y no queremos que nos cuajen) y las hacemos puré (con un pasapurés si tenéis; con la batidora sin más, en caso contrario). Incorporamos la pasta de fresas a las yemas, mezclamos bien, incoporamos la nata montada, removemos, y añadimos las claras a punto de nieve, con movimientos envolventes, que quede todo homogéneo.

Forramos un molde con papel vegetal, llenamos con la mezcla, y al congelador. La incorporación de aire en la nata y las claras montadas evitará la formación de cristales, por lo que no hará falta remover, ni usar heladera, ni ná de ná...

¡Salud y buen provecho!

domingo, 29 de junio de 2008

El "pan milagro" de Su...

Aunque hace tiempo que hago pan en casa, lo cierto es que desde que descubrí esta receta en el blog "Webos Fritos" de Su lo hago más a menudo, por lo fácil y sencillo que es. También ha colaborado el que haya descubierto que en el Hipercor venden cubos de levadura fresca de panadero, y compré unos cuantos que guardo en el congelador hasta un par de horas antes de usarlos.

Lo de hacer pan hay que probarlo para comprender lo gratificante que es. Comer algo que has elaborado con tus propias manos, sin casi nada más que agua y harina, es una experiencia mágica, casi atávica, pues el proceso nos remite a una tradición milenaria como es el amasado y la confección del pan.

- 310 gr. harina de fuerza.
- 175 gr. de agua.
- 20 gr. de aceite.
- 15 gr. de levadura fresca.
- Pizca de sal, Su propone una cucharada pequeña, pero para mi gusto queda soso, y es mejor ponerle dos.
- Una fuente de horno con tapa, yo uso un bol de Pyrex que tiene una tapa de cristal.

La receta es sencilla. Con la harina en un bol grande, que nos deje manejarnos, se desmiga la levadura en la harina, se incorpora el agua y el aceite (la sal todavía no, es importante) y se mezcla primero con una cuchara de palo, y cuando amalgame un poco, con las manos.

Cuando tengamos una masa manejable, amasamos durante cinco minutos (puede ser más cómodo sacar la masa del bol y amasar en una superficie plana, al gusto de cada uno...), incorporamos la sal (antes no, ya que anula la actividad de la levadura) y amasamos durante cinco minutos más.

Notaremos que la textura de la masa cambia, se hace más elástica, se maneja mejor. Se hace una bola con la masa, se unta de aceite y se pone en la fuente que también habremos aceitado, tapa incluida. Hacemos unos cortes en forma de tablero de tres en raya sobre la masa, con un cuchillo bien afilado o un cuter, y espolvoreamos con un poco de harina. Se pone la tapa, y se lleva al horno en frío, sin precalentar, 220º durante 35-40 minutos (en mi horno me vale con 35, Su da la receta con 40... experimentad...). En el horno yo meto un vaso de duralex (aguanta la temperatura sin problemas) lleno de agua, para asegurar que haya humedad. Podéis usar otra bandeja del horno y ponerle un poco de agua, o con un rociador humedecer el horno al principio y a mitad de cocción. Es importante la humedad, para que el pan desarrolle una corteza dura, crujiente y del grosor adecuado.

Al sacar el pan, dejarlo reposar fuera de la fuente, sobre una rejilla, para que no se condense humedad por el calor en su base.

Y a comer... que está buenísimo. Las variantes, muchas, pasan por incluir algún fruto seco o unas pipas peladas a la masa, utilizar leche en lugar de agua (todo o parte), utilizar mantequilla en lugar de aceite, o utilizar harina integral, de espelta, ... Ojo con el agua, que cada harina requerirá una cantidad diferente.

Me consta que este pan es un éxito en internet, porque en muchos de los blogs que leo ya he visto la misma receta, así que me sumo a esos blogs que tienen el placer de albergar el "pan milagro" de Webos Fritos... ¡Gracias Su!

¡Salud y buen provecho!

sábado, 14 de junio de 2008

Cremoso de chocolate con letras dulces

Qué nombre tan bonito para un postre, ¿verdad?...

Muy sencillo, demasiado sencillo de hacer (peligroso, por tanto, si nos da por repetirlo cada semana...), es una receta sacada del librito de recetas de "Cocina con Firma" de El País, concretamente del dedicado a Pedro Morán, del restaurante Casa Gerardo.

Como os comentaba en una entrada reciente del blog, este postre fue parte de un fin de semana donde retomé la cocina, y hasta hoy, casi no he vuelto a hacer nada. Me quedó pendiente contaros esta receta, así que aquí va.

El cremoso de chocolate:
- 250 gr. de cobertura de chocolate (con o sin leche, al gusto; la original es con leche).
- 25 cl. de nata.
- 20 gr. de mantequilla.

Las letras dulces:
- 100 gr. de mantequilla.
- 150 gr. de harina.
- 2 gr. de sal.
- 50 gr. de azúcar.

Ponemos la nata en un cazo, y la llevamos a ebullición. En un bol, ponemos la cobertura de chocolate a temperatura ambiente, y vertemos sobre ella la nata hirviendo removiendo con varillas, el que tenga, y con paciencia, el que no. Cuando el tema esté mezclado, incorporamos la mantequilla en pomada, mezclamos bien, y a reposar a la nevera.

Para las letras... Hacemos una masa con la mantequilla, la harina, la sal y el azúcar, poniendo en un bol los ingredientes (la mantequilla en pomada) y amasando con las manos. Esta pasta es la de galletas de mantequilla, y lo único que vamos a hacer es darle forma de letras. Si tenemos manga pastelera, será más sencillo, y sino, o probamos con una bolsa de congelar cortándole una esquina, o como la pasta es manejable haciendo a mano pequeños cilindros podemos formar letras más o menos decentes. Se ponen en la bandeja del horno sobre papel de hornear o sobre un silpat, y a 150º hasta que pillen un bonito tono dorado.

Y ya está... a la hora de servir, en un plato donde opcionalmente podemos poner como base una crema inglesa, un coulís de fresa o lo que nos apetezca (la receta de Pedro Morán incorporaba una pasta de pistacho - 250 gr. triturados en batidora hasta obtener una pasta sin grumos), colocamos una "quenelle" del cremoso (con dos cucharas, le dais forma de balón de rugby... o si tenéis sacabolas de helado, poned una esfera... pero con lo de la "quenelle" os quedáis con los invitados...), y en crujiente equilibrio coronáis con una de las letras dulces.

Creo que la mayor complejidad de la receta es no tener báscula para pesar los ingredientes... la cobertura viene en tabletas, y se puede calcular, y la nata en pequeños briks donde indican los cl., así que también... para el resto, por si acaso, os dejo esta página que he encontrado por ahí (hay muchas), pero a mi se me abrió un mundo cuando hace tiempo me compré el peso de cocina...

¡Salud y buen provecho!

martes, 27 de mayo de 2008

Un gazpacho de sandía, marchando...

Como os comentaba ayer, el sábado probamos la receta de gazpacho de sandía que proponía Dani García, del restaurante Calima (Marbella).

La receta no puede ser más sencilla:

- 5 tomates en rama maduros
- 1/2 pimiento verde
- 1/4 de cebolla
- 1/2 diente de ajo
- 1 sandía roja
- 4 cucharadas de aceite de oliva
- 1 cucharada de vinagre de Jerez
- Sal

Se limpian los tomates, se cortan en cuartos y se trituran con el pimiento, la cebolla y el ajo, sin añadir nada de agua.

Se va incorporando la sandía (seguimos triturando/batiendo), y se termina con el aceite y el vinagre, poniendo al punto de sal.

Se pasa por un colador fino, y a enfriar.

La receta se redondea acompañando el gazpacho de sandía con unas gotas de aceite de menta, obtenido de triturar unas hojas de menta con el aceite, y colando.

El resultado, sin el aceite pero con bolitas de sandía obtenidas con un sacabolas, y poniendo sólo media sandía (la que usamos era inmensa), fue muy bueno, con un contraste muy sutil entre el sabor tradicional del gazpacho y el dulce de la fruta.

En el fascículo donde viene la receta, se incluyen otras variantes de gazpacho que tienen la misma base de tomate, pimiento, cebolla y ajo, variando el acompañamiento: cerezas, remolacha... Supongo que, visto el resultado de ésta, las probaremos, tarde o temprano...

¡Salud y buen provecho!

lunes, 26 de mayo de 2008

El pasado fin de semana...

... tuve, por fin, algo de tiempo para cocinar.

Me estoy coleccionando los libritos que salen martes y miércoles con El País, y aunque algunos son infumables, otros te aportan buenas ideas.

El sábado nos hicimos un gazpacho de sandía según Dani García (Calima), con un rape a la plancha de segundo, acompañado de una salsa de setas.

El domingo, una fideuá de primero, hecha con el fumet de las espinas y cabeza del rape, y unos rollitos de lenguado y langostino, sobre salsa de sus cabezas. El postre, un cremoso de chocolate con letras dulces, según Pedro Morán (Casa Gerardo).

También probé a hacer un "velo" como los que hace el Quique Dacosta en El Poblet... El básico con el agua de vegetación del tomate, pero a mi manera (con burbujas de aceite y un toque de sal).

A ver si os cuento, los próximos días, el resultado de las dos recetas de los coleccionables, el gazpacho y el postre. Que salieron muy bien, la verdad.

¡Salud y buen provecho!

martes, 20 de mayo de 2008

El fondo y la forma de Santi Santamaría

Santi Santamaría acaba de publicar un nuevo libro, "La cocina al desnudo", que ha sido premiado recientemente con el galardón "Premio de Hoy". En su discurso de aceptación del premio, se ha despachado a gusto con su opinión sobre cocina y cocineros españoles y la moda de innovar en los fogones.

Recordemos una de sus frases más divertidas, que resumen su forma de entender la cocina: "Cambio chef por tomates frescos".

Santamaría, defensor de la cocina mediterránea y tradicional, reniega de la cocina moderna cuya punta de lanza es Adriá, y la acusa de poblar los platos con gelificantes y emulsionantes de laboratorio en detrimento del producto. Llega al extremo de denunciar el peligro que supone para la salud el uso de estas sustancias químicas en altas dosis, y tilda a estos cocineros de pretenciosos que “dan de comer a sus clientes platos que ni ellos mismos comerían”.

Recordemos que ya en un pasado Madrid Fusión se granjeó algunas enemistades entre sus compañeros y muchas simpatías del público al defender el producto como base de la cocina que va del fogón al plato, de éste a la boca, y de ahí a la defecación: sus palabras exactas creo que fueron ’sin una buena defecación no hay una gran cocina’.

En esta ocasión, sin embargo, las insinuaciones sobre la posible toxicidad de las sustancias y la química empleados en la "nueva cocina" han provocado una respuesta firme y en bloque por parte de la sección española de la asociación Euro-Toques, en la que están Pedro Subijana y Juan Mari Arzak (tres estrellas Michelín), Andoni Luis Aduriz (dos estrellas) y Karlos Arguiñano (una estrella), entre otros.

Este es el comunicado emitido por la asociación, respecto a las palabras de Santamaría:

"Después de consultar con la mayoría de los miembros de la Asociación de Cocineros Euro-Toques España, la junta directiva quiere expresar su indignación por las manifestaciones vertidas por Santi Santamaría en la entrega del galardón Premio de Hoy a su libro “La Cocina al Desnudo”.

Consideramos, en primer lugar, que echar por tierra el prestigio ganado por nuestra profesión mediante el esfuerzo de todos a través de muchos años de hacer las cosas honestamente es, cuanto menos, un atentado al espíritu de solidaridad y al respeto hacia sus propios colegas.

Si además se hace sembrando la desconfianza por la utilización de productos de dudosa salubridad se está creando una alarma social de consecuencias incalculables. Además de ser un falso testimonio es una acusación gravísima, ya que los nuevos gelificantes, espesantes y otros ingredientes tienen todas la garantías legales y saludables, puesto que son productos que se utilizan en nuestra alimentación diaria desde hace muchos años. Las declaraciones de nuestro colega ponen en la picota todos los logros conseguidos en estos últimos años. No solo perjudica al colectivo de cocineros sino que deteriora el prestigio que el país ha conseguido en su conjunto a nivel mundial gracias, entre otras cosas, a la cocina y a los cocineros.

También manifestamos nuestra indignación ante un acto de agresión a todo un conjunto de colegas profesionales con el solo objetivo de la notoriedad personal. El bien de uno a costa del descrédito de todos los demás. ¿Tanto puede doler el éxito de los cocineros y de la cocina de este país a uno de ellos para decidirse a actuar así?

Enfrentar la cocina tradicional a la moderna, sea tecnoemocional, sea del estilo que sea, es ya por principio, y una vez más, tener ganas de protagonismo. La cocina es buena o mala dependiendo de quién y cómo la practique. Nadie tiene patente de corso para negar la mayor porque “no esté de acuerdo con su concepto ni con sus principios”. Practique él la que le guste y respete a los demás la que hacen, pero no aprovechando las palestras personales para montar un espectáculo mediático acusando a otros de montar este tipo de ‘show’.

No puede ser objeto de crítica que los cocineros añadan a sus conocimientos un plus de cultura, de principios científicos, de técnicas. Y que además los compartan con generosidad con los demás, como se está haciendo en los últimos años. Negarse a la evolución y frenar y echar a perder los logros que la cocina y los cocineros españoles han conseguido con un reconocimiento mundial y un éxito indiscutible --porque sean otros nombres los que figuren en los titulares-- es el colmo del egocentrismo. Y no estamos dispuestos a admitir esta injusticia.

Y, sobre todo, queremos dejar constancia que no hay ninguna guerra en la alta cocina española sino la opinión sin respeto ni educación de un cocinero sobre muchos colegas de su profesión."

Sinceramente, me cae bien Santamaría. Coincido con él en muchos puntos de vista, pero esta vez sus palabras han sido poco afortunadas.

Cuesta entender qué necesidad tiene todo un 3 estrellas Michelín de reafirmarse atacando a otros estilos y filosofias de entender la cocina. A un señor como Santi Santamaría le debe bastar con hablar mediante su cocina y sus platos, en su restaurante, y que seamos los clientes los que demos o quitemos razones.

Lo que más pena da, es que por el momento parece que ambas filosofías de cocina pueden coexistir, hay un público para ambas, y no hay necesidad de enfrentarlas.

Esperemos que Santamaría reflexione, recapacite y rectifique, que los cismas nunca son buenos.

¡Salud y buen provecho!

jueves, 17 de abril de 2008

La sencillez de un buen producto

"Lo lamentable es que mis contemporáneos parecen ir perdiendo poco a poco el sentido del transcurrir de las estaciones, el sentido del rito, del ceremonial que cada una de ellas entraña con sus peculiaridades propias"

Paul Bocuse

Tengo poco tiempo últimamente para dedicar a la cocina, y por ende, al blog. Hoy quiero dejaros unas impresiones, más que una receta, surgidas tras leer el texto de Bocuse.

Muchas veces olvidamos lo sencilla que puede ser la cocina, si la basamos en el producto y el producto es de calidad.

Los cocineros amateur podemos llegar a perdernos en un mar de técnicas novedosas y combinaciones de contraste que mezclan en ocasiones demasiados ingredientes para obtener un resultado final diferente a lo habitual, intentando emular a los cocineros que admiramos. Las palabras de Bocuse nos recuerdan que hay unas bases que son importantes y que hay que conocer, y respetar.

Hoy hemos cenado unos lenguados a la plancha, sin más condimento que un pelín de aceite en la sartén y la sal justa para resaltar su sabor. Como guarnición, un tomate pelado y cortado a dados, salteado en la misma sartén una vez retirados los pescados, lo justo para eliminar el agua de vegetación.

Un elogio a la sencillez, basado en un buen producto, de temporada en los meses de marzo y abril.

Como siempre, salud, y buen provecho.

lunes, 31 de marzo de 2008

Bonito encebollado

Una sencilla receta que nos encanta preparar en casa... El único secreto, un buen producto, fresco y de calidad.

- Una rodaja de bonito del norte para cada dos personas, cortada gruesa.
- Cebolla en cantidad, si es de Fuentes, mejor (1 cebolla grande o dos pequeñas para dos personas).
- Vinagre, como medio vaso.
- Agua, 1 vaso.
- Vino blanco.
- Sal y pimienta.

Primero, troceamos la rodaja de bonito, quitando la piel, la espina central y las partes que no nos gusten. Si lo preferís, pedirle al pescatero que os lo sirva ya troceado. Salpimentamos los trozos de bonito.

En una cazuela, ponemos a calentar aceite de oliva, y cuando esté caliente doramos los trozos de bonito por todas sus caras, sin hacerlos demasiado. Hay quien los enharina antes de pasarlos por el fuego, aquí al gusto de cada uno; yo prefiero no hacerlo.

Retiramos los trozos a un bol o un plato hondo, y reservamos.

Troceamos toscamente la cebolla, en tacos gordos, no es necesario picarla. En el aceite donde hemos salteado el bonito, sofreímos la cebolla, a fuego vivo al principio y muy suave después, dejándola pochar durante un rato, aunque no es necesario que quede pochada del todo. Salamos ligeramente.

Cuando aquello tenga buena pinta, subimos el fuego, y cuando esté bien caliente, regamos con un chorro de vino blanco, removiendo hasta que evapore el alcohol. A continuación incorporamos el bonito, rehogamos ligeramente, e incorporamos el vinagre; el clásico de toda la vida le va bien, pero si preferís un sabor más fuerte, probad con vinagre de jerez. Sin embargo, no aconsejo el de Módena, porque aparte de ser un desperdicio de dinero, el sabor final es muy diferente, demasiado agresivo. Probadlo de todas formas, quién sabe...

Siento no poder daros la cantidad, pero yo lo echo a ojo... Una buena cantidad, eso sí, imagino que como medio vaso. Rehogamos con cuidado, dejamos un minuto, y añadimos un vaso de agua.

Dejamos que el conjunto haga chup-chup a fuego medio-bajo, hasta que reduzca la salsa y quede a nuestro gusto, y el bonito termine de hacerse.

Como variantes interesantes, propongo la incorporación de salsa de soja en el proceso, en lugar del vino blanco sobre la cebolla. Otra buena opción es marinar el bonito ya troceado, con vinagre, un chorro de limón, un toque de salsa de soja o de vino blanco; tras sofreírlo, en el paso correspondiente de la receta, al reservarlo lo haríamos de nuevo en la marinada. El caldo de la marinada lo incorporaríamos a la cazuela, sustituyendo al agua y a parte del vinagre.

Como veis, variantes hay muchas, y (casi) todas dan un buen resultado final. Como siempre, probad hasta que encontréis vuestra favorita...

¡Salud y buen provecho!

jueves, 20 de marzo de 2008

Rosquillas, de las de toda la vida

Receta "de pueblo", muchas gracias a Pilar por dármela... las probamos el otro día y salen riquísimas, y muy fáciles de hacer.

- 1 huevo
- 4 cucharadas soperas de azúcar
- 4 cucharadas soperas de leche
- 2 cucharadas soperas de aceite
- 1 sobre de gaseosa "el Tigre"
- Harina, la que admita

Batimos el huevo con el azúcar, incorporamos la leche y el aceite, y mezclamos bien.
A la mezcla resultante le incorporamos un poco de harina mezclada con la gaseosa, amasando con una cuchara de palo. A partir de aquí, sólo hay que ir incorporando harina poco a poco y removiendo hasta que la masa resultante sea manejable con las manos, y no se pegue excesivamente... Exactamente lo que significa esa frase que me hace tanta gracia, respecto a la harina de una receta... "la que admita".

Calentamos aceite en una sartén, formamos roscas con porciones pequeñas de la masa (primero un churro y luego lo cerramos), y vamos echando al aceite caliente, dejando que se doren bien, dándoles la vuelta para que se hagan por ambos lados. Si el aceite se calienta excesivamente, se nos dorarán muy pronto y por dentro quedarán crudas, tenedlo en cuenta sobre todo para las últimas.

Las vamos sacando a una fuente con papel de cocina, para que absorba el exceso de aceite, y nada más sacarlas rociamos generosamente con azúcar.

¡Salud y buen provecho!

jueves, 13 de marzo de 2008

Unas cuantas salsas italianas

Hoy vamos a darle un repaso a una cocina que me encanta, la italiana. He recuperado de mi archivo un inventario de salsas que el fantástico forero Bocousse desveló en su curso de cocina creativa en Mundorecetas.com.

Empezaremos con un clásico, la salsa de tomate napolitana, que nos servirá de base para unas cuantas más.

Salsa Napolitana:

Según parece, ningún italiano que se precie usa tomates naturales para esta salsa, sino que usa tomate en lata, concretamente tomate entero en su jugo, no vale el triturado.

La cantidad es para una lata de tomate de 5 kg, usando dos cebollas, dos zanahorias, un tallo de apio blanco y dos buenos manojos de albahaca. Si se usa menos tomate, ya sabéis, reducís las proporciones y listo.

Ponemos una olla al fuego con oliva virgen, con las cebollas y las zanahorias cortadas gorditas, añadimos el apio cortado grueso y la albahaca rota con las manos, sólo las hojas, nada de tallos.

Cuando la zanahoria este rubita, añadimos el tomate, subimos el fuego , removemos y cuando rompa a hervir, bajamos el fuego y vamos cociendo a fuego lento , removiendo cada rato , con la olla tapada dejando una pequeña abertura para que evapore y reduzca.

Cuando la salsa tenga un buen color, y veamos el aceite flotando arriba, ya la tenemos. Añadimos sal , azucar y pimienta negra molida, y la pasamos por el pasapurés con paciencia... Nunca se debe triturar "a máquina".

La salsa se conserva bien en el frigo durante cinco días, y se puede envasar al vacío e incluso congelar. La salsa ya es estupenda de por sí, pero es que además es la base de muchas otras salsas que la complementan con diversos ingredientes.

Salsa Casarecca:
Es una salsa que va bien con Spaguettis y Tagliatelle.
Ponemos unos ajetes troceados en aceite de oliva virgen, a fuego fuerte. Añadimos un poco de tomate concassé (pelado, troceado en cuadraditos y salteado con ajo, azúcar, sal, pimienta y orégano), y dejar sudar. Al rato, incorporar la salsa de tomate, y unos dados de mantequilla. Si al probar vemos que tiene demasiada grasa (nos hemos pasado con la mantequilla) o que está muy seca (el tomate ha reducido demasiado), necesitamos aligerarla, y para ello usaremos un poco de "broddo", o caldo italiano, que prepararemos con Pollo, Cebolla, Zanahorias, Puerros, Apio y Corteza de parmesano: Ponemos todo entero y reducimos, y lo usamos para aligerar la salsa al gusto. Recordad no poner sal al caldo, lo queremos neutro.

Salsa Calapresse:
Ideal para Spaguettis , linguinis y fedelinnis.
De nuevo en la sartén, aceite de oliva virgen, con ajo muy picado y peperonccino (guindilla roja fresca) picadito, añadimos bastante laurel, y la salsa base de napolitana, dejando reducir dos minutillos.

Salsa Escollio:
Ajetes cortados en transversal, en una sartén con tomate cassé (
tomate maduro pelado y picado a taquitos pequeños), añadimos almejas, gambas peladas, sepia, albahaca rota con las manos, un pequeño toque de vino blanco y la base napolitana.
Ideal para Linguinni y Tagliatelles.

Salsa Vongola:

Estupenda con Tagliatelles , Spaguettis , Linguini .

Se prepara un sofrito de ajos, almejas y perejil, y se termina con la salsa Napolitana.

Salsa Burro e Salvia (mantequilla y salvia):
Le va muy bien a
spaguettis, tagialtelles , papardalle , fedelinni.
Ponemos mantequilla a derretir, añadimos unas hojas de salvia y cuando empiece a hervir, añadimos Broddo (explicado arriba) hasta que ligue.

Salsa Tartuffo:
Encaja con los
spaguetinnis.
Consiste en mantequilla de trufas ligadas con broddo, terminando con trufa rallada.

Salsa Boloñesa:
Un clásico para los spaghetti, y para pastas rellenas como los canelones o la lasaña.
Ponemos carne mixta a fuego fuerte en oliva virgen, y cuando la carne se halla desmigado por completo, añadimos la salsa napolitana y removemos hasta que quede espesa.

Como veis, la variedad es impresionante, y las que nos dejamos en el tintero.
Espero que os gusten si las probáis... ¡Salud y buen provecho!

martes, 26 de febrero de 2008

Hoy va de montaditos...

Hoy me han pedido ayuda para "diseñar" un menú informal de cara a una reunión de amigos, evitando en la medida de lo posible el uso de la sartén o el horno... es decir, algo sencillo y que no de mucho trabajo a última hora, y se pueda tener preparado con antelación. Así a bote pronto, la mejor opción nos ha parecido un menú variado a base de pinchos fríos, con mucha variedad, alguna ensalada de acompañamiento, y algo más contundente que sea fácil de racionar y compartir.

Pensando un poco, se nos han ido ocurriendo cosillas, unas más clásicas, otras más originales, y me ha parecido buena idea ir recopilándolas aquí.

Así que vamos allá...

Bolitas de queso almendradas
Lo primero que me ha venido a la cabeza, por lo resultonas, son esas bolitas de queso rebozadas con almendra picada, o con otra variedad de fruto seco (pistachos, cacahuetes...) pasado por la turmix. En principio, parece sencillo: una tarrina de Philadelphia, un par de horas al congelador para que sea manejable, y con un sacabolas de los que se usan con la fruta se van formando bolitas de queso que echaremos a un plato o un bol con el fruto seco picado, removiendo para que se pegue y compactando si hace falta. Una vez rebozado se le puede dar forma con las manos, como hacemos con las croquetas, si no nos hubiesen quedado muy redondas.

Chupitos de...
Muy resultonas, las cremas presentadas en vasos de chupito. Desde un gazpacho o un salmorejo, a una crema de verduras con virutas de parmesano... Lo que se me ha ocurrido es una crema de quesos variados (fundimos queso al gusto, le ponemos nata, salpimentamos y vertemos en los vasos). Rematamos con un langostino cocido en cada vaso.

Pincho caprese
Sencilla versión de la ensalada del mismo nombre. Lavamos bien unos tomates, los secamos, y los partimos en cuartos, y cada cuarto por la mitad. Pueden utilizarse tomatitos cherry, en su lugar. Compramos unas bolitas de mozzarella fresca, de las pequeñas, que vienen en tarrinas con su líquido. Con un palillo, ensartamos una bolita de mozzarella, una hoja de albahaca, y un trozo de tomate. Cuando tengamos todos los pinchos en una fuente, o en un plato, espolvorearemos con sal (y si se quiere, pimienta) y regaremos con un chorrito de aceite.

Rollitos de salchicha con queso
Sencillo, unas salchichas de cocktail rodeadas por una tira de tranchete y atravesadas con palillos. Unos minutos antes de sacar los platos, los pasamos por el microondas lo justo para templar el conjunto y que el queso se reblandezca.

Banderillas...
Todo un clásico, que no falten... Compramos unos botes de anchoas (si se cuenta con presupuesto ilimitado, de las buenas, de l'escala o de Santoña... y sino, unas normalitas), unas aceitunas sin hueso, y algún encurtido (pepinillo, cebolleta...). Se ensarta todo en un palillo, y listo. La versión económica la haríamos con las aceitunas rellenas de anchoa, en lugar de con anchoas.

Tostas de anchoa
Si no hemos querido malgastar unas buenas anchoas haciendo las banderillas, estarán de vicio con una rodaja de tomate pelado sobre una tosta de pan, de estas redonditas y planas.

Rollitos de espárrago y salmón
Otra combinación sencilla... Abrimos un bote de espárragos de calidad, cortamos a tamaño de bocado, rodeamos con una loncha de salmón cortada al tamaño adecuado, y sujetamos atravesando con un palillo.

Espárragos con huevo duro y pepinillo picados, alcaparras y paté de oliva negra
Bueno, el nombre lo dice todo... Cocemos unos huevos, se pican con un tenedor, picamos con cuidado unos pepinillos, compramos unas alcaparras (opcionales) y un paté de aceituna, y montamos el plato con los espárragos, untados ligeramente con con el paté, espolvoreando con el picadillo por encima. Regamos con un poco de aceite de oliva virgen extra (no hace falta salar, que el pepinillo y el paté de oliva ya le dan sabor) y a comer.

Montaditos de "cangrejo"
Bueno, de surimi, el sucedaneo ese que llamamos "palitos de cangrejo"... Picamos los palitos, los mezclamos con huevo duro picado, y ligamos con mayonesa. Montamos en unas tostaditas, y listo.

Huevos rellenos
Un poco más elaborados, pero no mucho... se cuecen unos huevos, se pelan, se cortan por la mitad, se sacan las yemas cocidas y se desmigan, las mezclamos con una/s lata/s de atún (cantidad según número de yemas...), y un poco de mayonesa, y rellenamos los huecos dejados por la yema en las mitades de huevo. Se pinchan con un palillo, se ponen en una fuente y se napan con tomate frito. Podemos reservar una yema cocida para desmenuzar y espolvorear encima del tomate.

Como plato "fuerte", ¿una ensalada de pasta?
Cocemos pasta al gusto (espirales, macarrones, lacitos...), dejamos enfriar y mezclamos con unas latas de atún, maíz, tomate pelado y cortado en dados, y lo que se nos ocurra. Se aliña y ya está lista para zampar.

O algo fácil de compartir en raciones...
Si no queremos cocinar, compramos tortillas de patatas de las precocinadas, las cortamos por la mitad, rellenamos con salmón, lechuga rallada y mayonesa, y tapamos. Untamos la parte superior con más mayonesa, y cortamos en raciones. Podemos hacer varias con varios rellenos, desde el clásico de jamón y queso, hasta unos pimientos del piquillo cortados a tiras, con anchoas y lo que se nos ocurra... A ver quién se da cuenta de que la tortilla es comprada...

Otra alternativa es la clásica empanada. En muchos comercios se venden empanadas más que dignas, es cuestión de informarse y comprar suficientes para el número de invitados previsto, cortar en porciones y servir. Os recomiendo las que preparan en Gómez, en la Avenida de los Toreros en Madrid, de atún.

Pastel de atún al microondas
Esta requiere de más trabajo, pero es muy sencilla (batir los ingredientes, al micro, y enfriar) y se puede preparar con un par de días de antelación...

Se bate en batidora 3 huevos, 3 latas de atún, 3 cucharadas grandes de tomate frito, y una rebanada de pan bimbo sin corteza untada en leche y escurrida. Se pone la mezcla en una fuente para microondas, y lo tenemos 12-14 minutos a máxima potencia. Tiene que quedar cuajado pero jugoso. Se puede untar de mayonesa, o de una mezcla de mayonesa con ketchup, y cortarlo en raciones. Le va bien la lechuga rallada por encima.

De postre... unos pinchos de fruta

Como alternativa a la macedonia, pelamos y troceamos fruta variada (pera, manzana, piña, kiwi, plátano...), y ensartamos en palillos de pincho moruno alternando las frutas peladas con trozos de fresas o fresones. Ponemos en una fuente, y regamos con una mezcla de zumo de limón (con azúcar, si se quiere un extra de dulzor) para evitar que se oxide. Estos pinchos no deben prepararse con demasiada antelación, que la fruta pelada sufre...


Y por hoy, creo que suficiente... pero si se me ocurren más cosas las iré poniendo por aquí.
¡Salud y buen provecho!

lunes, 18 de febrero de 2008

Confit de pato al horno con patatas asadas y cebollitas caramelizadas

El pasado viernes hicimos cena en casa, y paseando por el centro comercial pensando en qué preparar, nos encontramos con unos confit de pato de los que vienen envasados al vacío con su grasa, y nos decidimos por probarlos.

- 1 confit de pato por persona
- 3-4 patatitas pequeñas por persona
- 3-4 cebollas francesas por persona

La elección de las patatas pequeñas y las cebollas francesas es exclusivamente por el tamaño, son más fáciles de preparar y acompañan mejor al plato. Pero por supuesto podéis variar la guarnición al gusto.

Lavamos las patatas y las secamos bien, sin pelar, si acaso quitando con una puntilla las partes "feas". Abrimos los confit, y separamos la grasa que los acompaña en un bol.

Untamos cada patata con la grasa del confit (reservad bastante para los propios confit... no la gastéis toda), salamos y envolvemos individualmente en papel albal; metemos los paquetitos de albal al horno (precalentado previamente...) a 170-180º durante 40 minutos (como depende del horno y del tamaño de las patatas, a la media hora sacar un paquetito a ver cómo anda... no sea que se os quemen mucho).

Para las cebollitas: las escaldamos un minuto en agua hirviendo, enfriamos, quitamos una o dos capas y cortamos la base (vamos, que las dejamos limpitas). Preparamos un almíbar con parte de la grasa del pato y dos cucharadas de miel. Si veis que hace falta porque no os queda mucha grasa (recordad que untaremos también los confit) añadid mantequilla. Cuando el almíbar esté preparado, rehogad las cebolletas en el mismo para que se bañen bien, sacadlas a un papel albal grandecito, verted el almíbar restante en el albal y cerrad haciendo otro paquete, y al horno con él, junto a las patatas. En media hora deberían estar confitadas, de nuevo probad transcurrido ese plazo por si necesitan más tiempo.

Mientras, con la grasa que nos haya quedado, untamos bien los confit por toda su superficie, y salpimentamos al gusto. Los confit se nos harán en 15 minutos a 195º, y tenemos la opción de cubrir la superficie de azúcar para que se caramelicen; yo no lo hice, y quedaron espectaculares, pero habrá que probar en otra ocasión. Así que preparamos una fuente para horno con los confit, sacamos del horno las patatas y las cebollitas y las incorporamos a la fuente (se puede incorporar el jugo que habrán soltado las cebollas, aunque yo por no darle el toque dulzón lo resrvé en un bol para que cada cual lo usase en la mesa al gusto), volviendo a cubrir con grasa si a estas alturas nos quedase algo, y al horno según lo dicho, un cuarto de hora. Cada cinco minutos sacaremos la fuente, para voltear las patatas y las cebollas que veamos que se estén quemando, regar con una cuchara con la grasa de pato que se habrá incrementado bastante por la que suelta el confit, y vuelta al horno.

Si la piel no hubiese quedado tostada del todo, aún podemos meter sólo los confit un par de minutos cerca de la parte superior del horno, para que queden crujientes. El que tenga soplete de cocina, puede meterle un viaje a los confit.

Servir en cada plato un confit, tres o cuatro patatas y tres o cuatro cebollas, regar con una cucharada del aceite que quede en la fuente, y a disfrutar.

¡Salud y buen provecho!

lunes, 11 de febrero de 2008

Pues me han dado un premio...

... y tengo que agradecérselo a Majouy de Comida y Postre, que se ha acordado de este humilde blog. ¡Gracias!



Es el "premio Desafío", y es uno más de esos "premios" en cadena, donde cada premiado debe premiar a otros n blogs.

El premio, o más bien mención honorífica, se acepta al contestar a un cuestionario, y otorgar a su vez el premio a otros cinco blogs. Y publicar la imagen de arriba, también.

De los blogs a los que quiero entregar este premio, me consta que varios ya lo han recibido, pero como no conozco muy bien las bases, supongo que no habrá mayor problema. Mis premiados son éstos:

Bueno, creo que ya está... enhorabuena a los premiados...

¡Salud y buen provecho!

lunes, 4 de febrero de 2008

Fideos "Thai" a mi manera

En casa nos encantan esos fideos chinos de arroz, que acompañan bien a casi cualquier cosa. En esta ocasión, os presento la receta con pollo, pero mi cuñada los prepara riquísimos con gambas.

- Un "bloque" de fideos de arroz (se venden en paquetes donde vienen varios bloques; con cada bloque comen bien dos personas, aunque si se usan de guarnición rinde para tres).
- Verduras al gusto; que no falte la cebolla, y en esta ocasión yo le puse puerro en juliana, calabacín cortado en bastoncillos y pimiento verde en tiras.
- Un par de pechugas de pollo.
- Salsa de soja.

Hace varios años ya que la fiebre por la comida oriental-japonesa-tailandesa-corano-vietnamita explotó en nuestro país, manteniéndose vigente hasta hoy. Esto se ha traducido en multitud de restaurantes de fusión asiática, unos con mayor acierto que otros en su cocina, contando alguno ya con cierta tradición en la capital. Por si a alguien le interesa, mi favorito es el Tao de Jorge Juan, con diferencia sobre el resto.

En México se vive una fiebre similar pero con una variante interesante: existe un amplio mercado de "comida rápida" oriental, con puestos de llegar-elegir-comer-pagar e irse, y a precios muy asequibles (irrisorios si los comparamos con los caros restaurantes orientales de Madrid). Destacar una cadena en particular, que además cuenta con presencia en Madrid, Sushi-Itto. Sushi variado y original, con queso philadelphia, aguacate, y nombres que merece la pena leer (Cibeles roll, el rollo de Alcalá o Madrid maki), y unos estupendos Yakisoba, por si alguien se decide a probarlos.

La receta que nos ocupa hoy toma la base oriental de los fideos y la salsa de soja, y puede acompañarse de casi cualquier combinación de verduras salteadas. Le irían como anillo al dedo unos brotes de soja mínimamente salteados, y puede incluirse pimiento rojo, algo de picante... Al gusto.

El proceso es sencillo: freir en abundante aceite y por turnos los vegetales y la pechuga. El punto de cada cosa debería saltar a la vista: la cebolla no llega a dorarse, el calabacín pierde su dureza, el puerro se arquea y las tiras más finas se tuestan, y el pimiento verde lo suficiente para que pierda la dureza. La pechuga cortada en dados, hasta que esté dorada y hecha por dentro. Por cierto, el que tenga wok, que lo use, sirve precisamente para este tipo de preparaciones.

Los fideos se cuecen en abundante agua según las instrucciones del paquete, cuidando de que el bloque en el que se presentan se deshaga bien y queden sueltos. Una vez escurridos, se incorporan a una sartén grande o a una cazuela a fuego vivo con una cucharada del aceite donde hemos frito los ingredientes, o con una nuez de mantequilla en su defecto, se saltean brevemente para que pierdan el exceso de agua y se riegan con un chorro de salsa de soja, sin excederse. Se incorporan las verduras y el pollo troceado, y se remueve bien el conjunto. En este momento probaremos los fideos para ver el punto de sal; si os habéis fijado, no hemos salado nada durante la elaboración de la receta, debido a que la salsa de soja es la que aporta el sabor. Si notamos los fideos sosos, añadiremos un poco más de salsa de soja removiendo bien.

Servir caliente, y si se quiere terminar de ambientar la comida, con luz baja, música oriental y palillos.

¡Salud y buen provecho!

martes, 29 de enero de 2008

Hoy, unos chipirones rellenos, en libre adaptación de Carme Ruscalleda

La receta de hoy es una adaptación de la que presenta Carme Ruscalleda en su libro de cocina mediterránea, aunque ella la prepara con calamar relleno y yo he preferido usar chipirones, al verlos tan lozanos en el puesto del mercado.

- Tres chipirones medianos por persona
- 1/2 cebolla por persona
- Puerro cortado en tiras finas
- Calabacín cortado en bastoncitos
- 1 tomate

Picamos la cebolla muy fino y la ponermos a pochar en aceite que habremos calentado con un ajo machacado (retirando antes el ajo), mientras vamos haciendo otras cosas.

Lo primero es limpiar los chipirones, es de lo más divertido si no lo has hecho nunca, aunque cuando llegas al séptimo ya cansa. Se tira de la cabeza, separándola del cuerpo junto con los tentáculos. Reservamos para hacer picadillo los tentáculos más tarde. Se agarran las dos aletas que tiene el cuerpo y se tira, arrancando la piel del chipirón y dejando la superficie blanquísima (sale fácil). Ya sólo queda darle la vuelta como si fuese un calcetín, empujando con el dedo gordo por la punta y volviéndolo del revés, quitando la parte de las tripas. Se pasa por el grifo para limpiarlo bien, y se pone a escurrir sobre un trapo limpio.

Dejaremos el chipirón del revés para rellenarlo, pues se contrae por el lado de la piel y de esta forma la abertura ¡ se cerrará sola !. Este consejo se lo oí a Martín Bersategui, y doy fe de que funciona... ni palillos ni gaitas.

Vamos con lo que nos falta del relleno... limpiamos el puerro desechando la primera capa y lo cortamos en tiras muy finas. El calabacín se pela, se cuadra y se corta en bastones finos. Ponemos aceite a calentar en una sartén pequeña y profunda (por ahorrar aceite, cada uno que lo haga en la que tenga... ;-) y cuando esté muy caliente, incorporamos las tiras de puerro, y en cuanto empiecen a tomar color se retira a un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Repetimos la operación con los bastoncitos de calabacín, y en cuanto estén tiernos los retiramos.

No nos olvidamos de las cabezas, que teníamos por ahí aparcadas... Picamos a cuchillo los tentáculos y todo lo aprovechable que veamos, y los sofreímos en una sartén bien caliente hasta que estén bien dorados. Id probando para comprobar que están en su punto, y no quedan crudos.

La cebolla ya estará pochada en estos momentos, podemos subir el fuego y cuando empiece a saltear regar con una copa de vino blanco, y esperamos a que evapore. Salpimentamos y escurrimos de aceite. Mezclamos con los tentáculos salteados.

Rellenamos los chipirones con paciencia y con cuidado, con una mezcla de cebolla, tiras de puerro y calabacín. No hay que llenarlos demasiado, porque van a encoger al calor.

Los untamos con aceite y sal (no os paséis de sal...) y los pasamos por la sartén muy caliente por ambos lados para que se cierren y tomen algo de color, poco tiempo (no más de dos minutos). Preparamos una fuente de horno, untada con el aceite que nos haya sobrado de escurrir la cebolla. Rallamos el tomate, lo sofreímos en una sartén durante 5 minutos y lo ponemos en el fondo de la fuente. Colocamos encima los chipirones, regamos con un chorrín de aceite y, si tenemos, una copita de jerez seco, y llevamos la fuente al horno, previamente calentado, a 190º durante 5-6 minutos.

Sacar, servir los chipirones repartiendo la salsa obtenida de mezclar los jugos de la cocción con el tomate rallado, y a disfrutarlo.

Si os ha sobrado calabacín o puerro, usadlos de guarción...

¡Salud y buen provecho!

domingo, 20 de enero de 2008

iJam 5Js

Se está difundiendo por la web como la espuma... el iJam 5Js, con tecnología cut&play, acceso táctil a la grasilla, movilidad (que permite tener el iJam en la cocina y disfrutarlo en el salón) y shackleton inside. Incluye accesorio iKnife para su adecuado disfrute.

iJam

Es una campaña ficticia de publicidad de la agencia Shackleton, basada en el regalo de navidad que han enviado a sus clientes y prospects (vamos, que el jamón es real...). No os perdáis cómo han transformado la manzana del logo de apple en un cerdito...

Por cierto, también disponible en versión iJam nano... (unas lonchitas envasadas al vacío... estos tíos son geniales...)

¡Salud y buen provecho!

domingo, 13 de enero de 2008

Al pan, pan...

Os comentaba hace pocos días (el año pasado ya... qué cosas...) que me había animado a probar a hacer pan en el horno de casa... Había visto en tantos blogs recetas de panes variados que me pudo la envidia, y aunque no tenía mucha fe en conseguir buenos resultados sin la maquinita de hacer pan, la verdad es que no me pareció tan difícil y el resultado fue estupendo.

- 250 gr. de harina, si es de fuerza mejor.
- 1 sobre de levadura de panadería (yo usé Vahiné, "Levadura de Panadería Super Rápida").
- 1 cucharada pequeña (de las de café) de sal fina.
- 15 cl. de agua tibia.

La ventaja de las levaduras químicas es que son más fáciles de conseguir que la levadura de panadero, y que se mezclan "en frío" con la harina, sin necesidad de elaborar una masa madre o similar.

La receta se puede amasar con robot, o a mano, que es como lo hice yo, y como os recomiento: resulta muy gratificante que algo que has amasado tú mismo a mano de un buen resultado tras pasar por el horno.

Mezclamos en un bol la harina, la levadura y la sal. Se le da forma de montículo, se ahueca un poco la "cima" y se vierte ahí el agua. Con una cuchara de madera, se va incorporando la harina al agua, y cuando tenemos una mezcla más o menos homogénea, se comienza a amasar con las manos enharinadas, durante 10 minutos, separando repetidamente la masa.

Esta masa la dejaremos reposar durante 45 minutos en un recipiente tapado con un film transparente (o un paño húmedo) en un lugar cálido, entre 24 y 35º. Yo puse el bol sobre una silla, cerca de la calefacción. Transcurrido ese tiempo, la masa habrá doblado, supuestamente, su volumen.

En este punto, volvemos a amasar con la finalidad de eliminar el aire que pueda tener, y le damos la forma que queramos. Yo no me compliqué la vida e hice una hogaza, haciendo una bola y dejándola caer contra la encimera.

Ponemos la masa en una hoja de papel de hornear, cubrimos de nuevo y dejamos reposar 1 hora y cuarto en lugar cálido y sin corrientes de aire.

Mientras, precalentamos el horno a 240º, con un plato con agua bajo la bandeja donde vayamos a cocer el pan.

Cuando la masa esté lista, le hacemos unos cortes en la parte superior, espolvoreamos con harina, e introducimos en el horno unos 25 minutos

El resultado, una hogaza de pan de buen tamaño, pan del de toda la vida. Repetiré, incorporando variantes con semillas, o frutos secos... si la base es la misma, debe ser fácil...

Como el resultado fue bueno, ya me he animado a probar con otras masas. Tengo como pendiente hacer roscón de reyes, será un poco tarde pero como en mi tierra a finales de enero se toma roscón de San Valero (San Valero "rosconero", patrón de Zaragoza)... pues por ahí caerá.

Por supuesto, cuando lo haga, compartiré con vosotros la receta...

¡Salud y buen provecho!

jueves, 10 de enero de 2008

Las croquetas de José Andrés

Pendiente de que mi suegro me pase la receta de las croquetas de Carme Ruscalleda, que tan bien le salen, como teníamos que aprovechar los restos de pollo y carne del caldo, hemos improvisado unas croquetas, según la receta que propone el famoso cocinero de la tele José Andrés.

- Medio litro de leche.
- 120 gr. de mantequilla o aceite de oliva1 taza pequeña)
- 80 gr. de harina.
- 1 cebolla picada.
- Pollo, o jamón, o ambos, o huevo duro... picados, para tropezones.
- Una pizca de sal.
- Huevos y pan rallado para rebozar.

Muchas recetas se basan en principios científicos, tanto físicos como químicos, para conseguir determinadas texturas, sabores o presentaciones. Muchas veces se equipara metafóricamente una cocina con un laboratorio, donde en vez de probetas y mecheros bunsen tenemos cazuelas y fogones.

Ya introduje el tema en la entrada de "La alquimia del huevo", y de nuevo podemos encontrar la mejor forma de obtener unas buenas croquetas acudiendo a la ciencia...

La masa de bechamel es una materia cuya química es distinta a la suma física de sus ingredientes. Es decir, no es una mezcla sino un resultado tratado al calor.

Un alto porcentaje de las croquetas de tasca popular llevan un cierto regusto a harina cruda. Cuando eso sucede es debido a que ésta no ha sido previamente tostada en la base denominada "rubio" ("roux"), diluyéndola durante unos instantes en la grasa elegida (mantequilla, aceite) hasta crear una papilla suave y de tono dorado.

Para la obtención de un roux bien hecho, deberemos esperar a que la mezcla se alise bien y empiece a burbujear (no a murmurar). Es el momento en que las moléculas de amilosa, con poca facultad de espesante y sabor pronunciado harinoso, se descomponen en cadenas de moléculas de azúcar más pequeñas. Se puede agregar entonces el líquido (agua, leche o caldo) sin temor a que se formen grumos.

Otro detalle importante: una salsa ligada con harina no debe cocinar fuerte. Después de mojar el "roux", debe esta vez murmurar, pero no cocer: la salsa bechamel con base en un roux alcanza su viscosidad óptima a 93°, para después empezar a licuarse de nuevo.

Como variantes a la bechamel, si se incorpora queso fungible se transforma la bechamel en una "mornay", y el momento de incorporarlo sería cuando la salsa comience a espesar. En ocasiones podemos sustituir la leche -toda o parte- por caldo que acompañe el sabor del elemento de relleno (pescado, pollo, ...), haciendo entonces una salsa blanca o "velouté". El relleno, en cualquier caso, se ha de añadir al final.

Dicen los entendidos que la croqueta ideal debe licuarse en la boca, con la complejidad de que cuanto menos compacta sea la masa, más difícil es de manejar, pero mejor será el resultado (aunque para gustos, los colores...).

De aquí la preferencia de la mantequilla frente al aceite, que tiene su explicación en los estados físicos de la misma, manejados mediante la temperatura; la mantequilla, en frío, solidifica, lo que ayudará a aportar consistencia a la masa, haciéndola más manejable, y aportará cremosidad cuando vuelva a su estado líquido tras la fritura de la croqueta.


Bueno, una vez comprendidos los principios científicos de una buena croqueta, y las posibles variantes el su elaboración (bechamel, velouté, mornay...), vamos con la receta de José Andrés, que ahora parece pueril...

Para el "roux", pondremos en una sartén grande la mantequilla o el aceite, según preferencias. Si es mantequilla, dejar a fuego lento hasta que se derrita haciendo burbujas.

Picar la cebolla muy fina, y sofreir en el aceite hasta que quede translúcida. Si tuviésemos algún ingrediente crudo, lo sofreiríamos también en este momento (por ejemplo podemos sofreir jamón serrano picado). Incorporamos un pellizco de sal.

En este momento se incorpora la harina, removiendo para que se mezcle adecuadamente, y cocinando siguiendo la explicación científica de más arriba hasta obtener el roux.

Tendremos listos los tropezones, y la leche ya caliente (dicen que así no salen grumos...). José Andrés infusiona el hueso de jamón a fuego lento en la leche, dejándolo hasta que empiece a cocer, y supongo que dará muy buen sabor a la mezcla (sustituyendo la tacita de caldo que se incorpora en otras recetas), pero yo no tenía más que pollo, así que ésta me la apunto para la próxima.

La cantidad de jamón, pollo, etc. varía según gustos, José Andrés recomienda 200 gramos por medio litro de leche, aunque yo creo que es excesivo. Lo mejor es que probéis, y déis con vuestra medida.

Cuando la harina esté cocinada, y la leche bien caliente, se mezclan ambas, removiendo bien y procurando evitar los grumos. Si os queda un desastre, que no os de apuro tirar de batidora o turmix, y de vuelta a la sartén (perderéis la consistencia que da la cebolla, pero salvaréis las croquetas...).

Salpimentamos, le damos un toque de nuez moscada (todo un clásico en las croquetas), y añadimos el pollo, jamón, huevo... y se sigue removiendo, hasta que la mezcla comience a separarse de la sartén (al mover la sartén, la masa se "cae" de los bordes...).

Verteremos en un recipiente, y dejaremos enfriar cubriendo con film transparente para que no se forme costra en contacto con el aire. Para ello el film debe estar sobre la masa, tocándola, no cubriendo el recipiente donde la hayamos puesto a enfriar.

A la nevera, hasta que nos decidamos a hacer las croquetas...

... para lo cual, recuperaremos la masa de la nevera, formaremos las croquetas, empanaremos con huevo y pan rallado, y a freir en abundante aceite. Nosotros si hacemos mucha cantidad, una vez empanadas las metemos en tuppers y van al congelador. Basta sacarlas, descongelar y freir, y ante una urgencia, hasta sin descongelar, friendo directamente.

Dominada la técnica básica, se puede pasar a realizar extravagancias con los ingredientes (incorporar arroz, morcilla, hacer croquetas dulces...) y con los colores (usar un caldo de azafrán, salsa de tomate, crema de espinacas...).

¡Salud y buen provecho!

miércoles, 9 de enero de 2008

Micuit hecho en casa

Aprovechando parte de un foie fresco (usar uno entero para experimentar me parecía excesivo…), pude probar una receta que tenía guardada desde hace tiempo, la elaboración de micuit casero…. El resultado, increíble, aunque con pequeños problemillas…

La receta es simple, el resultado es de calidad, y la complejidad viene dada por las temperaturas de cocción. Os cuento.

Lo primero es limpiar el foie de venas, con cuidado de no manosearlo demasiado, porque el simple calor corporal lo derrite, y sin destrozarlo demasiado...

Sobre un papel film, ponemos el foie, salpimentamos, le ponemos un pellizco de azúcar, y regamos con unas cucharadas de cognac o brandy; en la receta original decía, textualmente, que cuanto más perruno fuese e licor, mejor saldría el micuit, así que ya sabéis...

Hacemos una mortadela con el papel film (cubrid, coged de los extremos y enrollad haciéndolo deslizar sobre la encimera), cuidando de que no quede aire en el interior, y atando los extermos con hilo que soporte la cocción.

Poned agua al fuego, y coced la "mortadela" de foie durante 10 minutos a una temperatura de 45º, nunca superior a 50º... Importante...

Esto es lo que yo no pude conseguir, evidentemente, al no tener termómetro ni la precisión suficiente en los fuegos. Posiblemente me acerqué por momentos a los 90-100º (alguna burbuja vi,…), y aunque alejaba el cazo del fuego, descubrí el porqué del límite de temperatura en 50º: es la temperatura a la que funde el foie. Por suerte, lo que funde con el calor se solidifica con el frío, y sin desesperar seguí con la receta como si nada, haciéndome el tonto.

En fin, que una vez "medio cocido" (que viene a ser lo que significa "mi-cuit"), sacamos a un bol con abundante hielo, y dejamos reposar toda la noche en la nevera.

De los mejores micuits que he probado en mi vida... hasta con el exceso de calor.

(Por cierto, créditos de la receta a Bocousse en Mundorecetas.com)

¡Salud y buen provecho!

martes, 8 de enero de 2008

¡¡Feliz Año Nuevo!! Y lo empezamos, como no, comiendo...

Primero de todo, quería desearos a todos un Feliz y Próspero Año 2.008... Como veis, las fiestas me han mantenido alejado del blog, aunque no de los fogones, así que empiezo el año con un montón de cosas que contar...

En mi familia siempre hemos celebrado las Navidades con "comilonas" que suelen comenzar con un buen consomé, unos entrantes variados (montaditos, marisco, jamón, etc.) y un plato fuerte, bien de carne, bien de pescado: asados, solomillos, lubinas, besugos y merluzas... Yum!

Este año hemos probado por primera vez a hacer bogavante al horno, todo un descubrimiento que sin duda repetiremos... si bajan los precios de semejantes bichos!

Mis padres compraron unos bogavantes del cantábrico, asturianos, y claro, no era cuestión de cocerlos y ponerlos en ensalada; pero nadie quería matar a los pobres bichos, y me tocó a mi darles cuchillo… Eso sí, luego todos comieron a dos carrillos, y lo del "pobre bogavante", nada, olvidado…

Se parten los bogavantes por la mitad, cuidando de no perder los jugos que sueltan. Ojo al partirlo, que es difícil y si os vais para un lado o para otro dejáis a alguno con menos ración de bogavante… La estrategia para el corte me la dio mi suegro (gracias Enrique!): primero cortamos la cabeza, para lo que ponemos al bicho perpendicular a nuestro cuerpo, boca arriba, mirando para nosotros, metemos el cuchillo bien afilado para hacer un corte longitudinal, empezando por el punto de unión de la cabeza con el cuerpo (clavando la punta, como si lo apuñalásemos), y bajamos el cuchillo ayudándonos de la simetría de la boca del bogavante para hacer el corte correctamente. Si el cuchillo tiene la parte superior (el canto) ancho, podéis darle con un mazo para terminar de cortar, sino sacadlo y cuando esté cortado todo el bogavante lo termináis de abrir con las manos o con tijeras.

Cortada la cabeza, le dais la vuelta de forma que la cola apunte hacia vosotros, y tomando el punto donde comenzasteis a cortar la cabeza, se repite la operación, con una técnica similar.

Las pinzas debéis romperlas a base de martillazos (tenazas, etc.) para que se haga la carne de su interior.

Una vez abierto, retirad el cordoncillo de la tripa, lo demás es todo comestible. Los “sesos” del animal suelen dar un poco de cosa, así que podéis quitarlos con cuidado y hacer una salsa con un toque de vino blanco, pizca de sal y a batir (intentad darle consistencia de crema, que no se noten grumos).

Para el horno, aunque vi que había recetas donde se untaba el bogavante con mantequilla o aceite perfumados con alguna hierba, e incluso con la salsa hecha con las tripas del bicho para gratinarla, finalmente los hicimos tal cual: una vez cortado cada bogavante, lo íbamos poniendo en la bandeja de horno y regándolo con los jugos que había soltado al cortarlo, y nada más.

Se echa (poca) sal por encima, y al horno a 190º durante… 20 minutos por kilo de bogavante, dicen. Estos eran de poco más de medio kilo, por lo que los tuvimos inicialmente 10 minutos, pero no tenían pinta de estar hechos por lo que dimos la vuelta a la bandeja del horno y los dejamos un par de minutos más.

Una vez servidos, podéis desglasar la bandeja de horno con un poco de vino blanco y tendremos una segunda salsa.

Un consejo para comerlo, a la hora de sacar la carne de la cola, ayudaros de una cuchara afilada (concepto extraño, si…): apoyándola contra la cáscara por el interior, sale la cola enterita.

Acompañad de escarola aliñada con una majada de ajo, o con una simple ensalada variada.

En nuestro caso, eran tres bogavantes para seis, con lo que tocábamos a medio bogavante por barba; un buen entrante para dar paso al plato principal...

En la próxima entrada os cuento cómo hicimos micuit casero...

¡Salud y buen provecho!