lunes, 31 de marzo de 2008

Bonito encebollado

Una sencilla receta que nos encanta preparar en casa... El único secreto, un buen producto, fresco y de calidad.

- Una rodaja de bonito del norte para cada dos personas, cortada gruesa.
- Cebolla en cantidad, si es de Fuentes, mejor (1 cebolla grande o dos pequeñas para dos personas).
- Vinagre, como medio vaso.
- Agua, 1 vaso.
- Vino blanco.
- Sal y pimienta.

Primero, troceamos la rodaja de bonito, quitando la piel, la espina central y las partes que no nos gusten. Si lo preferís, pedirle al pescatero que os lo sirva ya troceado. Salpimentamos los trozos de bonito.

En una cazuela, ponemos a calentar aceite de oliva, y cuando esté caliente doramos los trozos de bonito por todas sus caras, sin hacerlos demasiado. Hay quien los enharina antes de pasarlos por el fuego, aquí al gusto de cada uno; yo prefiero no hacerlo.

Retiramos los trozos a un bol o un plato hondo, y reservamos.

Troceamos toscamente la cebolla, en tacos gordos, no es necesario picarla. En el aceite donde hemos salteado el bonito, sofreímos la cebolla, a fuego vivo al principio y muy suave después, dejándola pochar durante un rato, aunque no es necesario que quede pochada del todo. Salamos ligeramente.

Cuando aquello tenga buena pinta, subimos el fuego, y cuando esté bien caliente, regamos con un chorro de vino blanco, removiendo hasta que evapore el alcohol. A continuación incorporamos el bonito, rehogamos ligeramente, e incorporamos el vinagre; el clásico de toda la vida le va bien, pero si preferís un sabor más fuerte, probad con vinagre de jerez. Sin embargo, no aconsejo el de Módena, porque aparte de ser un desperdicio de dinero, el sabor final es muy diferente, demasiado agresivo. Probadlo de todas formas, quién sabe...

Siento no poder daros la cantidad, pero yo lo echo a ojo... Una buena cantidad, eso sí, imagino que como medio vaso. Rehogamos con cuidado, dejamos un minuto, y añadimos un vaso de agua.

Dejamos que el conjunto haga chup-chup a fuego medio-bajo, hasta que reduzca la salsa y quede a nuestro gusto, y el bonito termine de hacerse.

Como variantes interesantes, propongo la incorporación de salsa de soja en el proceso, en lugar del vino blanco sobre la cebolla. Otra buena opción es marinar el bonito ya troceado, con vinagre, un chorro de limón, un toque de salsa de soja o de vino blanco; tras sofreírlo, en el paso correspondiente de la receta, al reservarlo lo haríamos de nuevo en la marinada. El caldo de la marinada lo incorporaríamos a la cazuela, sustituyendo al agua y a parte del vinagre.

Como veis, variantes hay muchas, y (casi) todas dan un buen resultado final. Como siempre, probad hasta que encontréis vuestra favorita...

¡Salud y buen provecho!

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